El Salvador es el país
centroamericano donde más mujeres son asesinadas por su pareja. Y frente a eso
¿qué se está haciendo? es la pregunta que se hizo Louise Donovan del medio de
comunicación ELLE UK.
En esta lectura, Axel
Preuss-Kuhne comparte la investigación de Donovan sobre la violencia que recae
en la mujer de El Salvador. Donovan tituló su trabajo `Men kill women because they can´: Inside El Salvador´s
devastating femicide crisis, y fue publicado el 4 de enero de 2019
en el sitio web elle.com.
Este artículo se
compone de dos partes. Esta lectura corresponde a la primera.
Jocelyn nunca volvió a llamar por culpa de su novio
Yessenia Juárez y su
hija, Jocelyn, fueron muy cercanas. Todos los días hablaban. Entonces, cuando
en la mañana del jueves 5 de julio de 2018, Yessenia llamó a Jocelyn y ella no
contestó ni volvió a llamar, algo parecía estar mal.
Jocelyn siempre fue
diligente con las llamadas telefónicas.
Llámelo la intuición
de la madre, llámelo el sexto sentido, llámelo como quiera, pero el pánico
comenzó a aumentar rápidamente en el pecho de Yessenia.
"Jocelyn nunca
había hecho algo así antes", explica la madre de 44 años, entrelazando
ansiosamente los dedos. Vestida con una bata de color rosa, las lágrimas
comienzan a llenar sus ojos oscuros: "Nunca".
En las semanas previas
a su desaparición, Jocelyn había intentado -varias veces- romper con su novio,
Ronald Urbina. La pareja había estado en una relación durante diez años:
vivieron juntos durante cinco.
"Estaba
triste", explica Yesenia. "Ella me dijo: `Le dije a Ronald que me
iría y él no quiere dejarme ir´. Sin embargo, no estaba preocupada. Mi hija era
una mujer tenaz, se fijó metas y las persiguió".
Tres días después,
Jocelyn, de 26 años, apareció muerta. Su cuerpo había sido cortado en siete
pedazos y arrojado en dos lugares diferentes a lo largo de San Salvador.
El Salvador es violento y con las mujeres es peor
El Salvador es
considerado uno de los países más peligrosos del mundo. Un estado pequeño y
densamente poblado en América Central, tiene la tasa más alta de homicidios
fuera de una zona de guerra. En promedio, un asesinato ocurre cada dos horas.
En enero de 2017, el país llegó a los titulares en todo el mundo porque no se
habían reportado asesinatos en 24 horas, algo raro.
En este sangriento
paisaje, el pronóstico para las mujeres es especialmente sombrío.
Cuando el valor
asignado a cualquier vida humana es abrumadoramente bajo, las mujeres se
convierten en objetos para ser usados y descartados. De modo que se deduce
que el país tiene la tasa más alta de femicidios
en América Latina y el tercero más alto del mundo.
El femicidio o
feminicidio, para aquellos que no están familiarizados con el término, es un
crimen de odio. Se basa en la idea de que una mujer es asesinada porque es
mujer. En El Salvador, una mujer es asesinada cada 18 horas. En 2017,
ocurrieron 468 feminicidios, según el Instituto de Medicina Legal.
La mayoría de estas
mujeres tenían menos de 30 años y muchos de los asesinatos fueron brutales y
salvajes.
Es el caso -por
ejemplo- de Graciela Chávez, de 22 años, quien fue encontrada muerta en un
jardín en San Salvador en febrero de 2018. Su prometido la había apuñalado 56
veces.
O la periodista Karla
Turcios, quien fue encontrada estrangulada y asfixiada en una carretera cerca
de donde vivía. Su compañero, Mario Huezo, había envuelto la cabeza de la mujer
de 33 años en bolsas de plástico, sofocándola.
Dos días después de su
desaparición, el cuerpo de Jocelyn fue descubierto. Cuando la policía la
encontró, estaba sin cabeza e irreconocible. Urbina, el novio, fue arrestado y
acusado de matarla (pero él niega todos los cargos).
"Nunca imaginé
nada como esto", dice Yessenia, con la voz entrecortada mientras dice
esto. "Ha habido muchos asesinatos en El Salvador, pero el de mi hija fue
el más cruel, ¿no?".
Para entender la violencia contra la mujer en El Salvador, es necesario
mirar hacia el pasado
En los últimos años,
la plaga de violencia contra las mujeres salvadoreñas ha alcanzado proporciones
dramáticas. Para entenderlo, sin embargo, se debe mirar hacia el pasado de El
Salvador. Hace menos de 30 años, el país fue devastado por una amarga guerra
civil, una de las peores de la historia moderna. Alrededor de 70.000 personas
murieron, y muchas más desaparecieron. Innumerables mujeres fueron brutalmente
violadas y asesinadas, ya que a menudo se encontraban en escenarios de guerra.
Para escapar de la
violencia, familias enteras huyeron a Estados Unidos. Fue allí, a principios de
la década de 1980, donde se formaron las dos pandillas principales de El Salvador: la Mara
Salvatrucha (o MS-13) y el Barrio 18. Ambas nacieron en las calles de Los
Angeles, a la cabeza de los infantes -hijos- de los refugiados salvadoreños.
La guerra civil en El
Salvador finalmente terminó, y muchas de las pandillas salvadoreñas formadas en
Los Angeles fueron enviadas a casa, llevándose consigo la cultura callejera de
Los Angeles que simplemente reemplazó la violencia política con la violencia de
pandillas.
Hoy, cada ciudad en El
Salvador es un mosaico de distritos, divididos entre las dos pandillas rivales.
Después de que terminó la guerra, la falta de apoyo gubernamental dejó a miles
de jóvenes abandonados. Matar se hizo fácil.
Esta lectura
continuará en la segunda parte.