Una débil clase media
y una élite con un gran sesgo urbano, han sido factores cruciales en la crisis
de la Nicaragua actual. En esta oportunidad, Axel Preuss-Kuhne comparte el
análisis de Felix Madariaga, director ejecutivo del Instituto de Estudios
Estratégicos y Políticas Públicas. Felix escribió el texto The Making of a Dictator: The case of
Nicaragua, en ocasión de una intervención suya en la SOAS University
(Londres), en diciembre de 2018.
La clase media debería ser la médula espinal de la sociedad
nicaragüense
Además de la debilidad
institucional, el hecho de que Nicaragua tenga una clase media débil es otra
condición fundamental que ha permitido la consolidación de una dictadura en
Nicaragua.
Una de las imágenes
más poderosas para explicar la importancia de la clase media es la de la médula
espinal de la sociedad. En palabras de Ortega y Gasset, un país con una clase
media débil es una “sociedad de invertebrados”. Tal es el caso de Nicaragua.
Incluso cuando las tasas de pobreza se han reducido sustancialmente desde 1990,
la incidencia de la pobreza sigue siendo generalizada, principalmente en las
zonas rurales (50,1 por ciento). Además, los hogares que han superado la línea
de pobreza son extremadamente vulnerables a caer nuevamente en ella, debido
principalmente a las altas tasas de informalidad en el mercado laboral. Los
datos oficiales revelan que 7 de cada 10 empleos son precarios e informales. En
la actualidad, sólo el 24,8 por ciento de la fuerza laboral tiene empleo formal
y está protegido por la seguridad social, aunque en un contexto de alta
movilidad de los asegurados.
En el contexto
anterior, la clase media nicaragüense tiene posibilidades limitadas para
desempeñar un papel en el modelado del sistema político. De hecho, la clase
media de Nicaragua, que promedió 9,3 por ciento del total de hogares, ha estado
disminuyendo en tamaño.
Un factor decisivo que
genera desigualdad económica y una clase media reducida es el sistema fiscal
injusto impuesto por el régimen de Ortega. Si bien la carga fiscal pesa poco
sobre los ingresos personales, específicamente los generados por los ingresos
del capital, los ingresos laborales correspondientes a los segmentos medios,
principalmente profesionales asalariados y trabajadores por cuenta propia,
soportan una mayor carga fiscal. Además, los subsidios y transferencias
otorgados por el gobierno de Nicaragua, que representan grandes gastos
presupuestarios, terminan beneficiando a los hogares considerados no pobres en
muchos casos.
La última reforma
tributaria (Ley 891) es un ejemplo perfecto de cómo las políticas públicas no
están diseñadas para fortalecer a la clase media en Nicaragua. La Ley 891
tiende a aumentar los niveles de desigualdad de ingresos al imponer impuestos a
las necesidades básicas, como la ropa y el calzado nacional, y liberar por
completo los bienes de lujo, como helicópteros y yates.
Las élites de Nicaragua discriminan la clase media y el país rural
Sin embargo, las
élites dentro de todo el espectro político de Nicaragua tienen un sesgo hacia
la clase media y también hacia la Nicaragua rural. Desde su independencia,
Nicaragua dio la espalda a las montañas del Pacífico y al centro de Nicaragua
en la misma proporción en que históricamente ha ignorado al Caribe. Las razones
de esto fueron históricas, y quizás incluso ideológicas. Una de las razones
pudo haber sido una falta intrínseca de interés en el campo, una especie de
ética colonial que mantuvo la agricultura y la vida rural en baja estima. Eso
explica la razón por la cual el movimiento campesino es actualmente la
oposición más vibrante y vocal contra Ortega y su esposa Rosario Murillo.
El sesgo urbano de las
élites de Nicaragua sigue siendo evidente de muchas maneras. La representación
electoral y el gasto gubernamental están sesgados de manera desproporcionada
hacia ciudades como Managua, Granada, León, Masaya, Rivas y Chinandega. El proceso de
descentralización, que fue muy importante durante la transición de los años
noventa, se ha invertido por completo. Además, debido a una política tácita de
empujar a las industrias extractivas con poca o ninguna preocupación ambiental,
las vastas reservas naturales de la Nicaragua montañosa se están diezmando en
nombre de la industria de la palmera, las nuevas concesiones mineras, la
extensión de la frontera agrícola y la industria de la madera. .
El conflicto y la
resistencia a la Ley 840, que otorga una concesión de 100 años al empresario chino Wang Jing para desarrollar y
construir un canal interoceánico en Nicaragua, sólo puede entenderse
completamente a la luz del sesgo urbano que persiste hoy. Se prevé que la ruta
del canal pase por la segunda selva tropical húmeda primaria más grande de
América Central y las tierras natales de miles de personas indígenas y
afrocaribeñas, La ruta se aprobó sin consultar con las comunidades locales.
A pesar de todos los
desafíos, el 18 de abril de 2018 nació una nueva Nicaragua. Gracias al
liderazgo de estudiantes, mujeres y campesinos de Nicaragua, por primera vez en
décadas, se tiene la oportunidad de contar con una Nicaragua más inclusiva. El
consenso es la única forma directa disponible en el mundo de hoy para
consolidar la democracia.
De la experiencia
nicaragüense se aprendió que cuando el consenso político es débil o ambiguo,
existen fuertes incentivos para la inestabilidad estructural y para la
formación de dictadores.