Monday, May 6, 2019

Clase media, élites y el país rural: Una Nicaragua de contrastes





Una débil clase media y una élite con un gran sesgo urbano, han sido factores cruciales en la crisis de la Nicaragua actual. En esta oportunidad, Axel Preuss-Kuhne comparte el análisis de Felix Madariaga, director ejecutivo del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas. Felix escribió el texto The Making of a Dictator: The case of Nicaragua, en ocasión de una intervención suya en la SOAS University (Londres), en diciembre de 2018.

La clase media debería ser la médula espinal de la sociedad nicaragüense

Además de la debilidad institucional, el hecho de que Nicaragua tenga una clase media débil es otra condición fundamental que ha permitido la consolidación de una dictadura en Nicaragua.

Una de las imágenes más poderosas para explicar la importancia de la clase media es la de la médula espinal de la sociedad. En palabras de Ortega y Gasset, un país con una clase media débil es una “sociedad de invertebrados”. Tal es el caso de Nicaragua. Incluso cuando las tasas de pobreza se han reducido sustancialmente desde 1990, la incidencia de la pobreza sigue siendo generalizada, principalmente en las zonas rurales (50,1 por ciento). Además, los hogares que han superado la línea de pobreza son extremadamente vulnerables a caer nuevamente en ella, debido principalmente a las altas tasas de informalidad en el mercado laboral. Los datos oficiales revelan que 7 de cada 10 empleos son precarios e informales. En la actualidad, sólo el 24,8 por ciento de la fuerza laboral tiene empleo formal y está protegido por la seguridad social, aunque en un contexto de alta movilidad de los asegurados.

En el contexto anterior, la clase media nicaragüense tiene posibilidades limitadas para desempeñar un papel en el modelado del sistema político. De hecho, la clase media de Nicaragua, que promedió 9,3 por ciento del total de hogares, ha estado disminuyendo en tamaño.

Un factor decisivo que genera desigualdad económica y una clase media reducida es el sistema fiscal injusto impuesto por el régimen de Ortega. Si bien la carga fiscal pesa poco sobre los ingresos personales, específicamente los generados por los ingresos del capital, los ingresos laborales correspondientes a los segmentos medios, principalmente profesionales asalariados y trabajadores por cuenta propia, soportan una mayor carga fiscal. Además, los subsidios y transferencias otorgados por el gobierno de Nicaragua, que representan grandes gastos presupuestarios, terminan beneficiando a los hogares considerados no pobres en muchos casos.

La última reforma tributaria (Ley 891) es un ejemplo perfecto de cómo las políticas públicas no están diseñadas para fortalecer a la clase media en Nicaragua. La Ley 891 tiende a aumentar los niveles de desigualdad de ingresos al imponer impuestos a las necesidades básicas, como la ropa y el calzado nacional, y liberar por completo los bienes de lujo, como helicópteros y yates.

Las élites de Nicaragua discriminan la clase media y el país rural

Sin embargo, las élites dentro de todo el espectro político de Nicaragua tienen un sesgo hacia la clase media y también hacia la Nicaragua rural. Desde su independencia, Nicaragua dio la espalda a las montañas del Pacífico y al centro de Nicaragua en la misma proporción en que históricamente ha ignorado al Caribe. Las razones de esto fueron históricas, y quizás incluso ideológicas. Una de las razones pudo haber sido una falta intrínseca de interés en el campo, una especie de ética colonial que mantuvo la agricultura y la vida rural en baja estima. Eso explica la razón por la cual el movimiento campesino es actualmente la oposición más vibrante y vocal contra Ortega y su esposa Rosario Murillo.



El sesgo urbano de las élites de Nicaragua sigue siendo evidente de muchas maneras. La representación electoral y el gasto gubernamental están sesgados de manera desproporcionada hacia ciudades como Managua, Granada, León, Masaya, Rivas y Chinandega. El proceso de descentralización, que fue muy importante durante la transición de los años noventa, se ha invertido por completo. Además, debido a una política tácita de empujar a las industrias extractivas con poca o ninguna preocupación ambiental, las vastas reservas naturales de la Nicaragua montañosa se están diezmando en nombre de la industria de la palmera, las nuevas concesiones mineras, la extensión de la frontera agrícola y la industria de la madera. .

El conflicto y la resistencia a la Ley 840, que otorga una concesión de 100 años al empresario chino Wang Jing para desarrollar y construir un canal interoceánico en Nicaragua, sólo puede entenderse completamente a la luz del sesgo urbano que persiste hoy. Se prevé que la ruta del canal pase por la segunda selva tropical húmeda primaria más grande de América Central y las tierras natales de miles de personas indígenas y afrocaribeñas, La ruta se aprobó sin consultar con las comunidades locales.

A pesar de todos los desafíos, el 18 de abril de 2018 nació una nueva Nicaragua. Gracias al liderazgo de estudiantes, mujeres y campesinos de Nicaragua, por primera vez en décadas, se tiene la oportunidad de contar con una Nicaragua más inclusiva. El consenso es la única forma directa disponible en el mundo de hoy para consolidar la democracia.

De la experiencia nicaragüense se aprendió que cuando el consenso político es débil o ambiguo, existen fuertes incentivos para la inestabilidad estructural y para la formación de dictadores.