Las noticias a
diario están repletas de historias sobre inmigrantes detenidos, familias
separadas y las consecuencias de las políticas de "cero tolerancia"
de la administración Trump. No obstante, a los ojos de la investigadora Susan
M. Akram -profesora de leyes y directora del International Human Rights Law
Clinic de Boston University School of Law's- hay relativamente pocos informes
que se hayan centrado -en primer lugar- en las razones por las cuales miles de
centroamericanos huyen de sus hogares.
Susan y sus
estudiantes de derecho del Boston University School of Law's, se encuentran
completando un estudio de investigación y trabajo de campo de tres años que
brinda información detallada sobre las razones por las cuales los migrantes de Guatemala, Honduras y El Salvador (conocidos
como "Triángulo del Norte") se van; por qué miles han desaparecido en
la última década; y por qué ha habido tan poca responsabilidad por la triste
suerte que han corrido.
A continuación hay
un breve resumen de lo que Susan y su equipo de estudiantes han encontrado.
Axel Preuss Kuhne ha tomado las notas de este resumen del artículo What's Driving The Migration Crisis At Our Southern
Border?, escrito por la profesora Susan y publicado el 8 de agosto
de 2018 en el sitio web wbur.org. Las opiniones de Susan no comprometen las
opiniones de Axel Preuss-Kuhne.
Legado de la intervención de los EE. UU.
Los factores que
causan esta migración son tanto históricos como recientes, pero un hilo
persistente es el legado de la intervención de Estados Unidos.
Expertos y los
mismos centroamericanos señalan el derrocamiento del gobierno democráticamente
elegido de Jacobo Arbenz, derrocamiento apoyado por los Estados Unidos en 1954 en
Guatemala, como un punto de inflexión para toda la región. Desde
entonces, el gobierno de Estados Unidos ha seguido inmiscuyéndose en los
asuntos centroamericanos, incluido su apoyo a los gobiernos represivos, que
sofocaron las protestas mediante el uso de la violencia estatal.
Estados Unidos
estuvo fuertemente involucrado en apoyar a los militares, el gobierno de
derechas y a los escuadrones de la muerte en las guerras civiles en Guatemala y
El Salvador durante los años 80 y 90, que mataron a 200.000 y 75.000 personas,
respectivamente. Por supuesto, muchos miles más huyeron de la violencia y se
convirtieron en refugiados en otras partes de América Latina y los Estados
Unidos.
Aumento de pandillas
El legado de los
conflictos civiles en América Central y el desplazamiento masivo que causaron
han contribuido al aumento de las bandas criminales.
Muchos de los
refugiados que huyeron de América Central en la década de 1980 desembarcaron en
el sur de California, donde los jóvenes se unieron a las pandillas. A mediados
de la década de 1990, Estados Unidos deportó a 4.000 pandilleros a
Centroamérica. Hoy, las altas tasas de homicidios en el Triángulo Norte se
atribuyen a una guerra entre dos bandas rivales, MS-13 y Barrio 18; ambas
tienen sus raíces en los Estados Unidos. Debido a la corrupción gubernamental,
la pobreza severa y la falta de oportunidades, las condiciones estaban dadas
para que esta cultura de pandillas "exportada" proliferara.
Volatilidad política, social y económica
La volatilidad
política, social y económica que prevalece en la región también está
directamente relacionada con este reciente pasado violento.
Las tasas de
asesinatos en el Triángulo Norte son las más altas del mundo. Los informes
oficiales para 2015 documentan entre 4.750 y 5.500 homicidios en Guatemala,
mientras que en El Salvador, ahora la capital mundial del asesinato, 900
personas fueron asesinadas solo en agosto de 2015. Si bien las invasiones
hogareñas, el asalto sexual, el secuestro, el narcotráfico y los niveles de
delitos menores son altos, las fuerzas policiales cuentan con fondos,
capacitación y equipamiento inadecuados. La corrupción y la colusión del
gobierno significan que la gran mayoría de los crímenes no son procesados. En
Honduras, que consistentemente tiene una de las tasas de homicidios más altas
del mundo, el 96 por ciento de los asesinatos quedan impunes.
Contratos comerciales perjudiciales
Otro factor que
impulsa las altas tasas de migración es la presencia de empresas
transnacionales (ETN) y los acuerdos comerciales que facilitan sus actividades.
Honduras, en
particular, ha sido perjudicada por acuerdos comerciales como el Tratado de
Libre Comercio de América Central (CAFTA), que han creado la economía
maquiladora ("maquilas", similar a talleres clandestinos) que niegan
salarios dignos a sus trabajadores. También se ha constatado que el gobierno
hondureño se confabuló con las ETN para expropiar tierras y encubrir las
desapariciones forzadas y los homicidios de defensores de los derechos humanos.
Esto también contribuye a la pobreza sistémica en toda la región: el 75 por
ciento de la población en Guatemala, por ejemplo, vive por debajo del nivel
nacional de pobreza de 1.364 dólares por año por persona.
La política de inmigración de Estados Unidos empeora la situación
Las políticas de
inmigración de Estados Unidos continúan exacerbando todos los factores que
impulsan a las personas a abandonar la región.
México se enfrenta
a muchos de los mismos desafíos que los otros países del Triángulo Norte, pero
también sufre consecuencias adicionales por la presión de los Estados Unidos
para ajustar sus controles de inmigración. El gobierno de los Estados Unidos
brindó a México más de 2,6 mil millones de dólares entre 2008 y 2016 para
luchar contra el crimen organizado como parte de la Iniciativa Mérida y el
Programa Frontera Sur, extensiones de las políticas de prevención de la
migración de México hacia Estados Unidos. Además de financiar varias reformas,
este acuerdo mexicano-estadounidense desplegó 96.000 tropas mexicanas en la
"guerra contra las drogas" que dejó 70.000 personas muertas y 26.000
desaparecieron a manos de las fuerzas de seguridad.
Todos estos
factores significan que los migrantes enfrentan un mayor riesgo de secuestro,
desaparición o asesinato, ya que toman rutas más peligrosas para evadir los
puestos de control y las patrullas en un intento de no ser atrapados.
Mientras no se
aborden las causas fundamentales en América Central, incluido el papel
principal que los Estados Unidos tiene y sigue jugando en la violencia, el
terror y la pobreza sistémica, los centroamericanos continuarán huyendo y
emprenderán el peligroso viaje hacia el norte.
Los
estadounidenses deben estar mejor informados sobre la contribución de su propio
país a este éxodo en curso y exigir que sus funcionarios electos pongan fin al
rol de los Estados Unidos en prácticas de comercio desleal, regímenes
represivos y políticas fronterizas, como Plan Frontera Sur. Cuando las razones
de su huida se abordan de manera que proporcionen seguridad, dignidad y
justicia en su propio hogar, los centroamericanos ya no tendrán que buscar un
futuro en otro lugar.